Desde la antigüedad, la argumentación ha sido un tema de interés relevante, sobre todo en las áreas que están ligadas a la comunicación social y al convencimiento de las personas. Hubo varios filósofos que se dedicaron a ello, por ejemplo Aristóteles, y las escuelas de raciocinio filosófico se diferenciaban entre sí por el sistema argumentativo.
Se define como el arte de manifestar de manera verbal o escrita a favor o en contra de un tema o una posición concreta, utilizando ejemplos, razonamientos y sugerencias. Aprueba justificar algo para conseguir dos finalidades diferentes, una la de persuadir a la persona para que haga lo que se quiere y otra la de traspasar un tema verídico con fundamentos y bases de comprensión.
En la literatura contemporánea existen libros en los que el autor expone una determinada teoría inicial y a partir de ahí desarrolla diferentes argumentos a favor y/o en contra de la misma.
Contexto de la argumentación
El contexto argumentativo significa las condiciones que siguen a la oposición argumentativa, es decir, factores externos que de una manera directa o indirecta tienen una cierta influencia en el mismo, por ejemplo, la cultura de los que están argumentando, los términos lingüísticos que se emplean y demás.
Argumentar a través de la premisa
Un argumento establece una intención de persuadir a los receptores de la claridad de una conclusión, conseguida a través de distintas hipótesis, empleando procesos razonados con un sentido lógico. No se engloban en argumentos las sensaciones, ni las opiniones, ni las intuiciones, pero si se pueden utilizar en un debate ya que sirven de premisas a ulteriores argumentaciones.
Error argumental
Los errores o las flaquezas de los argumentos radican en su naturaleza embustera (incierto), ilógica (no creíble), débil (sencillo de rebatir) o inválida (no adecuado). En resumen, se basa en manifestar los fallos de los argumentos opuestos y sostener los particulares.
Condición de propiedad
La argumentación tiene alguna que otra condición que incluye el conocimiento de las diferentes particularidades del receptor del argumento. La primera es que el destinatario puede llegar a compartir el argumento, y la segunda es que el destinatario puede generar un debate ya que gracias a la inteligencia y al conocimiento es capaz de tener sus propios argumentos.
Legalidad del argumento
Otra de las condiciones para la argumentación es que el receptor puede o no estar persuadido de la legalidad del argumento que se emplea, y para ello hay dispositivos legitimatorios.
Hay dos modelos en concreto, los ejemplos precisos que confirman la autenticidad del argumento, y las citas en las que se emplea los vocablos de otra persona para corroborar el razonamiento particular.
Argumentos falsos
Se denomina falacia a un razonamiento que parece que es legítimo y correcto pero realmente no lo es. Se utiliza como semejanza de la palabra engaño, pero no es necesariamente así, ya que hay falacias con coherencia que en verdad son argumentos deficientes, defectos racionales que no tienen porque estar al servicio del engaño y la manipulación.