El principio de la inteligencia emocional es la aptitud de saber comprender los sentimientos personales y ajenos, un valioso mecanismo que es necesario en la vida educativa, laboral y afectiva. El concepto se originó hace unos siglos, cuando se descubrió que los seres para poder relacionarse necesitaban de una inteligencia diferente, en este caso, la emocional.
Por eso, no hace falta que la persona sea muy hábil en el ámbito académico o intelectual, ya que si es muy respetada, apreciada y estimada, produce una actitud de afecto ante los demás y llega a ser identificado por sus rasgos emocionales.