El realismo mágico es un concepto que tuvo su auge a mitad del siglo XX, cuando el venezolano Arturo Uslar Pietri lo utilizó para definir algunas obras que tenían origen latinoamericano, y desde ese momento, este concepto se describió como un movimiento literario con un carácter artístico. El realismo mágico lo que debe tener para denominarse como tal es la obtención de elementos fantásticos en un relato realista, donde los personajes toman como reales esos elementos.
Lo más destacado del realismo mágico es que combina la realidad con la fantasía, que la mitología tiene mucha importancia y que es fundamental el factor sorpresa para maravillar con algo imprevisto al lector.
A continuación se muestran las características más destacadas de un movimiento literario tan importante del siglo XX que se engloba dentro de la literatura contemporánea y ese es el realismo mágico.
Lo irreal como algo normal
El hilo principal de las historias que narran en el realismo mágico son realistas pero insertan aspectos que tienen una implicación fantástica. Lo que llama la atención es que se les trata como algo que forma parte de la vida cotidiana y que no necesitan explicación alguna, por ejemplo, dones extravagantes.
Desenvolverse en lo onírico
La mayoría de personajes que interactúan en la trama suelen manejarse de manera habitual en el ámbito de lo onírico, es decir, en todo lo relacionado con los sueños o relativo a ello. Muchas veces estas historias parten de sueños que tiene algún personaje o también puede ocurrir que la trama en sí ocurra en el terreno de los sueños como un elemento más.
El lenguaje y su belleza
Este tipo de movimiento literario destaca por tener un lenguaje poético, con lo que es habitual que el narrador utilice figuras literarias como hipérboles o metáforas, sobre todo, para manifestar los sentimientos de los protagonistas. Además, es una manera más interesante de darle apariencia verdadera a los elementos que son irreales.
Existencia de narradores
Lo más habitual es que los relatos del realismo mágico sean relatados en primera, segunda o tercera persona, además, se puede observar que hay varios narradores y se van intercambiando a medida que avanza la historia.
El espacio del relato
Las distintas acciones que ocurren en el relato normalmente suceden en espacios mínimos como puede ser un pueblo, lo que permite que se origine una atmósfera muy íntima. Se suelen emplear sitios irreales pero en los que algunos elementos se detecten como verdaderos, además de hacer referencia a distintas etapas históricas.
El tiempo del relato
Al tiempo de la historia se le puede dar una interpretación equivocada ya que es poco convencional y rompe con la habitual estructura lineal, y, eso hace que haya más posibilidades de que el lector se enganche.
Entonces, para mostrar la historia se emplean nuevas formas como el tiempo circular o la escena retrospectiva o conocida también como flashback, es decir, alterar la secuencia cronológica para contar hechos que sucedieron antes del actual.