La adicción del alcohol o más comúnmente como alcoholismo, es una enfermedad crónica en la que una persona consume una droga legal como el alcohol de manera excesiva. Esto provoca que no sea capaz de frenar y le genere una adicción que le afecta de manera física y psicológica, y, para salir de ello necesita ayuda externa.
El alcohol suele causar la falta de control de las acciones de la persona en cuestión, y eso hace que tenga comportamientos inapropiados y sucedan accidentes de coche y pérdida de responsabilidades personales y laborales.
Actualmente hay muchos casos de alcoholismo, por eso a continuación se tratan la características más destacadas de esta adicción.
Enfermedad crónica
El alcoholismo es una enfermedad crónica, esto quiere decir que la persona adictiva no tiene que beber nunca más alcohol aunque hayan pasado muchos años ya que bastará un poco para que vuelva a recaer y tenga la necesidad de dependencia.
Pérdida del control
El individuo alcohólico tiene una ineptitud para restringir el consumo de bebida alcohólica sin tener en cuenta el contexto en el que se halla. Cuando ingiere mucho alcohol surge la pérdida de control disminuyendo los sentidos auditivos y visuales y teniendo reacciones o gestos involuntarios de forma lenta.
Dependencia física
Si el individuo consume esta droga legal se produce una dependencia física que hace que se acostumbre a unos niveles de alcohol muy altos aunque para el no lo parezca. Entonces llega a un estado de embriaguez donde se trastocan los sentidos y el individuo se encuentra con la necesidad de consumir más alcohol sin la intención de parar.
Tolerancia
La tolerancia es un concepto que se define como un mecanismo de adecuación del cuerpo, entones cuando la persona ingiere una sustancia tóxica como el alcohol, aprende a eliminar parte de sus efectos. Esto provoca que el consumidor siga bebiendo más teniendo la seguridad de que no va a ocurrir nada, por lo que incrementa la frecuencia y la intensidad.
Síndrome de abstinencia
La abstinencia es una reacción que se genera en el cuerpo y la mente de la persona en el momento que disminuye el consumo de alcohol. Normalmente aparece durante las primeras 12 horas o como máximo 3 días una vez que se ha ingerido grandes cantidades. Los síntomas más habituales son el no poder dormir, las convulsiones, el sudor excesivo, las nauseas, etc.
Enfermedades degenerativa
El alcoholismo puede acarrear distintas enfermedades ligadas con el sistema nervioso, el cardiovascular, el cerebral como la demencia senil y el digestivo al afectar a la función del hígado, además de otras afecciones graves como el cáncer.
Adolescencia: etapa vulnerable
La etapa de la adolescencia es cuando el individuo comienza el proceso para ser alcohólico en un futuro ya que es el momento en el que ocurren cambios muy importantes, además de existir la presión social que daña el autoestima.
Lo que sucede en esta etapa provoca estrés, ansiedad y frustración que detonada por el consumo de alcohol puede expresarse de forma muy destructiva.