La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2015) afirma que en todo el mundo hay alrededor de 1.900 millones de personas adultas que sufren de sobrepeso, y de todas ellas más de 600 millones padecen obesidad, por lo que es un estado patológico muy serio que se debe tratar. Podemos definirla como una enfermedad crónica de origen multifactorial que se basa en tener una cantidad excesiva de grasa corporal, la cual repercute a nivel cardiovascular.
Normalmente, la obesidad comienza en la infancia o en la adolescencia y tiene un origen genético y/o conductual, por lo que se establece un desequilibrio entre la ingesta de calorías y el gasto energético que conlleva a formar parte del síndrome metabólico y un factor de riesgo muy conocido.