El Imperio Bizantino surgió en el año 395 d.C., y eso hizo que formase parte de las cenizas del Imperio Romano que perduró toda la Edad Media y el inicio del Renacimiento. Esta civilización se situó en la zona del Mediterráneo oriental y la capital fue Constantinopla, lo que llevó a poder aprovechar los beneficios de esa posición geográfica.
Este imperio resaltó por su magnífica evolución ya que fueron 1.000 años de liderazgo con factores fundamentales como las creencias y la Iglesia, los cuales sirvieron para agrupar terrenos y compartir experiencias.
A continuación se manifiestan las características más destacadas del Imperio Bizantino.
Territorios cambiantes
Al inicio de este imperio los territorios que lo conformaban fueron Siria, Egipto, Mesopotamia, Grecia, Turquía, Rumania, Libia, Palestina y los Balcanes. Una vez que llegó el emperador Justiniano se extendieron las fronteras al conseguir Italia, el litoral de África y el sur de España. Eso sí, cuando comenzó su caída al ser atacados por el Imperio Otomano los territorios se limitaron a Turquía y Grecia.
División de la sociedad
La sociedad de este imperio se organizó en estractos sociales, siendo el líder el emperador acompañado de su familia y éstos tenían los mayores privilegios dentro de la sociedad.
Había otros 3 tipos de clases sociales:
- aristócratas e Iglesia
- campesinos, monjes y comerciantes
- mendigos y esclavos: ningún tipo de poder adquisitivo
Lenguas oficiales
En los inicios del Imperio Bizantino convivieron varias lenguas diferentes, es decir, el latín y el griego, siendo el primero el de la administración estatal mientras que el griego se empleó en la lengua hablada, la literatura y la educación. También existieron otras lenguas como el arameo, el siríaco en Siria y Palestina y el copto en Egipto.
Religión oficial
La religión oficial del Imperio Bizantino fue la cristiana pero finalmente se reconvirtió en la Iglesia católica apostólica ortodoxa que aún sigue vigente en la actualidad en los países de Rusia, Grecia y zonas del Este de Europa.
Desarrollo comercial
Este imperio estuvo en una zona geográfica muy estratégica al estar rodeado de Asia, África y Europa, lo que conllevó a ser el centro comercial más importante del Medievo. El comercio de la seda, las especias y el marfil de Oriente se revendían en Occidente, y fueron muy importantes al circular entre Oriente y Occidente pasando por la ciudad de Constantinopla.
La arquitectura bizantina
La arquitectura bizantina destacó por utilizar materiales muy pobres para el exterior como la piedra o el ladrillo, mientras que en el interior los materiales eran lujosos, por ejemplo, mosaicos, cerámica vidriada, mármol, láminas de oro y plata, etc.
Lo que más destacó en el Imperio Bizantino fue la cúpula pechina para pasar de la zona cuadrada a la circular, el capitel situado en el extremo superior de la columna y el arco de medio punto.
El papel de la mujer
La civilización bizantina era muy religiosa y familiar, eso hizo que la mujer tuviese un papel muy importante dentro del núcleo familiar al tener un buen estatus espiritual. Además, algunas formaban parte del ámbito político y comercial, e incluso, algunas tenían sus propias riquezas.